LEÓN CARNICER Y ROCHEL

            León Carnicer y Rochel nació en Saviñán en 1825, siendo bautizado el 14 de diciembre. Era hijo de Roque Carnicer Aldea y de Paula Rochel López.

            Los Carnicer eran de linaje de infanzones. Pedro Carnicer fue protomédico del rey D. Fernando, por quien recibió el título de nobleza. Al no dejar descendencia, el título pasó a su hermano Jerónimo, que casó con Francisca Crespo, siendo padres de Miguel y de Francisco. Miguel fue vecino de Maella y luego de Zaragoza, siendo diputado por el brazo de infanzones en 1577. Su hermano Francisco, bautizado en el Pilar, pasó a vivir a Santos, insaculándose en la bolsa de infanzones en 1593. Su hijo Miguel Carnicer, vecino de Embid e insaculado en 1616, casó en 1622 con Isabel Pérez y Pérez. Miguel Carnicer y Pérez, nacido en 1623, casó en segundas nupcias con Teresa Gutiérrez, siendo padres de Domingo Carnicer (1663-1710), nacido en Embid. Notario real, casó en Saviñán en 1693 con Rosa Pamplona Vacarizo. Su hijo Domingo Carnicer (1700-1779), casó en Saviñán en 1723 con Teresa Villalba Lafuente, siendo padres de Roque Carnicer, nacido en 1728 y casado en Remolinos en 1750 con María-Antonia Larrosa Ariño. Su hijo Roque (1754-1818), casó en Codos en 1794 con Joaquina Aldea, siendo padres de Roque Carnicer (1797-1865), nacido en Codos y casado con Paula Rochel, de Aniñón. Paula Rochel murió en agosto de 1834 a consecuencia del cólera. Tenía 32 años y dejó siete hijos: Roque (1821-1855) casado en 1847 con Manuela Morlanes y en segundas con Inés Jiménez, Joaquina, casada en 1855 con Juan León Campillo, León (1825-1915), del que luego hablaremos, Pedro (1828-1905), casado con Felipa Terrer, Antonio (1830-1867), casado en 1858 con Francisca Ibarra, Carmen (1831-1907), casada en 1863 con José Sarto Gran, y Joaquín (1834-1923), casado con Miguela Pinilla Forcén, de Sestrica. Roque Carnicer Aldea casó en segundas nupcias en 1836 con Mariana Pérez, viuda de Serafín Serrano.

            León Carnicer y Rochel (1825-1915) estudio Derecho en Madrid, donde se licenció. Casó en Calatayud y en 1865 con Salvadora Ferrer. En 1862 ganó por oposición la cátedra de Latín y Castellano en el Instituto de Segunda Enseñanza de Baleares. En 1869 era también catedrático de Retórica y Poética. En Mallorca transcurrirá toda su vida, aunque sabemos por la Gaceta de 1892, que el Consejo de Instrucción Pública había formulado, en el expediente de concurso a Latín del Instituto de Valencia, una larga lista con treinta y dos candidatos. En el número siete aparece León Carnicer.

            Lón Carnicer fue además periodista, poeta y autor teatral. De 1874 data su juguete cómico Bromas sin malicia, firmada con el seudónimo Sabiñán. Fue autor también en 1879 de una epístola de tipo humorístico titulada Vade retro, repleta de locuciones latinas. En el número del 14 de febrero de 1891 de El Centinela, se anunciaba el libro de León Carnicer titulado Acento prosódico de la Lengua Castellana. En la Monografía sobre los refranes, adagios y proverbios castellanos, del presbítero José María Sbardi, obra premiada por la Biblioteca Nacional en el concurso de 1871 y publicada en 1891, se mencionaba una letrilla de Carnicer, que apareció en el Almanaque de las Islas Baleares para el año 1880 y que el autor dedicó a Sbardi en una tirada de ejemplares sueltos. Se trataba de una letrilla acerca de las distintas fases que presenta el estado del matrimonio. Cada una de las estrofas estaba basada en un refrán alusivo al particular.

            Carnicer colaboró en la prensa católica de Palma: El Centinela, El Tambor, El Suplemento y El Áncora (1880-1900). La segunda época de El Áncora se iniciará en febrero de 1896, estando dirigida por Arturo Sarmiento, director del Colegio del Divino Corazón, Francisco Antich Izaguirre, farmacéutico, y Bartolomé Singala que, junto con León Carnicer, serán los responsables de este diario católico popular, como bien señalaba su subtítulo. Con la muerte del obispo Jacinto María Cervera en noviembre de 1897, desaparecerá El Católico Balear, quedando El Áncora como único representante de la prensa confesional. El Áncora estaba dominado entonces por el sector integrista, que mostraba su hostilidad con el catolicismo mallorquín y con la nueva cúpula diocesana. Por ello el nuevo obispo, Pere Joan Campins, lo sustituirá en 1900 por el Diario de Mallorca, para que estuviera al servicio del nuevo estilo del movimiento católico diseñado por el prelado.

            Desde 1875 a 1885, León Carnicer publicará la traducción de un gran número de epigramas de Marcial en castellano, en las páginas de los Almanaques del Diario de Palma y El Isleño. También colaborará en la Revista Balear (1872-1874) y en El Museo Balear (1875-1888). En el número de La Vanguardia del 16 de noviembre de 1894, se informaba que León Carnicer había sido nombrado por el rector de la Universidad, presidente de Tribunal para juzgar los ejercicios de oposición a las Escuelas Públicas de niños de las Baleares.

            En la Gaceta del 30 de octubre de 1900 se publicaba que por Real Decreto sería jubilado León Carnicer, por haber cumplido los 70 años, aunque en la Gaceta del 24 de septiembre de 1901 sería declarado de nuevo apto para volver al servicio de la enseñanza, siendo nombrado catedrático de latín y castellano en el Instituto de Cádiz. No sabemos si llegó a tomar posesión de este nuevo destino.

            En el Cancionero de los Amantes de Teruel, 1907, recopilados por iniciativa de Domingo Gascón y Guimbao, aparece una canta de León Carnicer, que dice: «Don Juan Eugenio Hartzembusch/ conquistó doble laurel,/ pues hizo inmortal su nombre/ e hizo inmortal a Teruel».

            En el número del 26 de enero de 1915 del diario católico El Siglo Futuro, se publicaba una necrológica dedicada a León Carnicer, fechada en Palma de Mallorca el 22 de enero y firmada con las iniciales Z.A.. En ella se escribía: «Sin apartarnos de su carácter de integrista, mucho y bueno podríamos escribir del ilustre difunto, que durante largo tiempo trabajó incansablemente por nuestro partido, bien en el antiguo círculo integrista de esta ciudad, bien en las columnas de los periódicos El Suplemento, El Centinela y El Áncora, que recibieron de su talento y de su raro ingenio eficaz y vigoroso impulso». El redactor recordaba sus largos años en el Instituto, como catedrático de Latín y Castellano, «cuyo conocimiento poseía en alto grado y suma perfección que le convertían en verdadera autoridad». Y declaraba: «Como particular era el Sr. Carnicer uno de estos hombres rectos, íntegros, austeros, que tanto escasean en nuestros tiempos de veleidad y molicie».

            León Carnicer era apodado por sus alumnos León Carnicer y Feroz, quizá por ser muy riguroso en la enseñanza. Sin embargo, sus colaboraciones que hemos encontrado en la revista quincenal El Museo Balear, son casi en su totalidad fábulas y epigramas, donde rebosa la ironía y el gracejo aragonés. Van unos ejemplos de fábulas:

            «Anunció Don Perfecto/ (El anuncio traía larga cola)/ Que enseñaba Gramática española…/ Y estaba sin gramática el prospecto./ Pudiéramos probar con mil razones/ Que en España nos faltan remendones». «De un borrico se yo que explica Historia,/ Y de un sabio que tira de una noria./ No lo juzguéis patraña;/ Que así van hoy las cosas en España». Nº 22,  30-11-1875.

            Y de epigramas: «A un avaro una partida/ de ladrones sorprendió,/ Y uno de ellos gritó:/ ‘¡Alto! La bolsa o la vida’./ El avaro marrullero,/ Dando de su vicio muestra,/ Respondió: ‘Mi vida es vuestra,/ pero dejadme el dinero’». Nº 7, 15-10-1876.

            «Cayó un hombre en un pantano,/ Y dijo a un avaro.-¡Eh!/ Déme usted la mano, hermano./ -¿Cómo, cómo? ¿Dar la mano?/ Darla no; la prestaré». Nº 3, 15-8-1877.

            «A cierto procurador/ (Tenía dolor de muelas)/ Mandó ponerle un Doctor/ Tres pares de sanguijuelas./ -¡Habrá tonto! (dijo un tal,/ Víctima de aquel tunante)/ ¿No sabes que el animal/ No muerde a su semejante?». Nº 8, 31-10-1877.

 

            Francisco Tobajas Gallego, Enebro, Saviñán, nº 71, 2011.