VICENTE CALVO SÁNCHEZ, FRANCISCANO

            Tomás Vicente Calvo Sánchez nació el 18 de septiembre de 1810. Era hijo de Pedro Calvo Melús y de Vicenta Sánchez Olmedo, quienes habían contraído matrimonio en 1799. Tuvieron diez hijos, dos de ellos murieron a corta edad. Tres hijos ingresaron en la orden franciscana y otro hermano más fue presbítero. Manuel Calvo Melús fue también beneficiado de la parroquial de Saviñán y coadjutor de la de Arándiga.

            Tomás Vicente Calvo ingresó en la Cofradía de la Vera Cruz en 1811. No se conocen datos de su juventud. Se sabe que pasó su noviciado en Calatayud, donde emitió su profesión. Sus biógrafos cuentan que siendo corista diácono fue abofeteado por el Gobernador de Zaragoza, cuando fue a pedir un seguro. Quizá fuera para los frailes franciscanos en los sucesos de 1835. En Zaragoza  se organizaron levantamientos carlistas en 1834, 1835 y 1838. En el intento carlista de 1835, el arzobispo de Zaragoza excitó al levantamiento a la población, en defensa de las ideas absolutistas y carlistas. La población de la ciudad, al grito de ¡Viva la Constitución!, se lanzó en su contra. En aquellas refriegas murieron varios frailes y curas.

            Tras el pronunciamiento de 1835, el P. Calvo salió de España, refugiándose en Francia, donde trabajó como operario. Con el sueldo y algunas limosnas logró pasar a Roma y desde allí viajará al Perú.

            En el Capítulo celebrado en agosto de 1834, fue elegido guardián de Ocopa (Perú) el R. P. Chimini, que para ocupar el cargo había tenido que dejar las misiones. Este prelado se encontró con una comunidad reducida a cinco sacerdotes y algunos legos, tomando la determinación de mandar a Europa al R. P. Fernando Pallarés, como comisionado, para reunir una nueva misión.

            Con ayuda de limosnas de los peruanos, trajo de Europa a doce sacerdotes y siete más, entre legos y donados. La misión había salido del puerto de Génova el 14 de mayo de 1845, llegando al Callao el 17 de septiembre. Con el P. Pallarés llegó el P. Vicente Calvo al Perú.

            En 1855 se celebraría el Capítulo en el Colegio de Ocopa, donde saldría elegido guardián el P. Pallarés, que llevaba tres años de superior de misiones. En este mismo año fue elegido Prefecto de Misiones el P. Vicente Calvo. A lo largo de los tres sexenios (dieciocho años) de su mandato, llevó a cabo ocho exploraciones, navegando por el Palzacu, abriendo un camino al Mairo, explorando la región del Yanachaga y el río Chuchurras, con exploración y cuencas de los ríos Cayaría y Tamaya. Fue un incansable explorador de las vías fluviales del oriente del Perú, prestando impagables servicios a la geografía de aquel país.

            El P. Calvo enfermó en 1873. Por ello entregó los negocios de la Misión a su vice-prefecto, el P. Ignacio Sans, y se retiró al convento de Ocopa. Pero el clima no le sentaba bien para su enfermedad y empeoró en sus dolencias. Fue enviado a Pariahuenca, donde al poco tiempo mejoró, siendo enviado a los descalzos de Lima. En Lima su enfermedad se fue agravando, siendo enviado a Ica, para que tomara los baños de Huacachina. El P. Calvo falleció en Ica el 12 de mayo de 1873, siendo enterrado en el panteón antiguo.

            A pesar de sus grandes viajes de exploración, no dejó escrito ningún relato de ellos, siendo coautor con el P. Pallarés de las Historia de las Misiones Franciscanas. El P. Calvo dejó inédito un trabajo lingüístico titulado Gramática y Diccionario del Ydioma Ynga acomodado al modo de hablar de los Manoitas y Mainas, sin fecha, que se conserva en el archivo de Ocopa. El naturalista y geógrafo Antonio Raimondi le dedicó un ejemplar, que se conserva en la biblioteca de Ocopa, de sus Apuntes sobre la Provincia litoral de Loreto, Lima, 1862.

 

            Francisco Tobajas Gallego, Enebro, Saviñán, nº 9 (1995) al nº 20 (1998).

FOTOGRAFÍA: HERMANAS VINCUERIA CORMÁN.