PALACIO DE LOS CONDES DE ARGILLO

PATRIMONIO ARQUITECTÓNICO:

Bien Inventariado del Patrimonio Aragonés.

PROTECCIÓN. HISTORIAL ADMINISTRATIVO:

Declaración: Resolución: 16-5-2007. Publicación: 5-6-2007.

INCOACCIÓN:

Publicación: 19-5-2000.

PLAN GENERAL DE ORDENACIÓN URBANA:

Catalogado. Nivel de Protección Integral.

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            El palacio de los condes de Argillo es una rotunda construcción con fábrica de ladrillos y tapial, debido a la adición de distintos volúmenes, que ha sufrido importantes transformaciones en su configuración tanto exterior como interior, pero que sigue conservando su entidad de palacio o casa noble, como se aprecia en su fachada principal hacia la plaza Muñoza. Esta fachada tiene unos treinta y cuatro metros de longitud y está levantada con fábrica de ladrillos, sobre un zócalo formado por sillares de piedra. La puerta principal se abre por medio de una portada de medio punto realizada en ladrillo, sobre la que se dispone un escudo en relieve con las armas de la familia Muñoz de Pamplona. Está enmarcado en un edículo de inspiración clasicista formado por dos columnas adosadas de fuste estriado y capitel corintio, que sostienen un entablamento liso, culminado por una cornisa con dos volutas y un pináculo central. El escudo muestra todo el campo jaquelado, cruzado y orillado por las cadenas de Navarra, que aparece surmontado por un yelmo con penacho y lambrequines (Bien de Interés Cultural. Ley 3/1999, de 10 de marzo, del Patrimonio Cultural Aragonés. P.G.O.U.: Catalogado. Nivel de Protección Integral).

            La fachada cuenta con numerosos vanos adintelados de distintas proporciones, algunos originales y otros provocados por reformas, conservando algunos de ellos la rejería de forja tradicional, también presente en otros vanos de las restantes fachadas. Todo el conjunto se remata en la zona superior con una galería de arquillos, propia del renacimiento aragonés, que servía para ventilación de la falsa o entrecubierta.

            Historia. En el inicio del siglo XII aparece radicado en Pamplona el primer Muñoz. La unión de las Coronas de Aragón y de Pamplona, tras la muerte de Sancho Garcés de Navarra, acaecida en 1076, atraería hacia tierras aragonesas a muchos caballeros navarros. En esta época los Muñoz se establecerían en la comarca bilbilitana.

En el Memorial enviado al rey por Miguel Muñoz de Pamplona, solicitando el título de conde de Argillo, que le sería concedido en 1776, se hablaba de Martín Muñoz de Pamplona, capitán aragonés, que había socorrido a Alfonso I cerca de Astorga en 1112 con trescientos caballos, con quien participaría en la toma de Calatayud el 24 de junio de 1120. Los Muñoz participarían en la toma de Cuenca, Valencia y Cerdeña.

Los Muñoz de Pamplona fundaron en Calatayud la parroquia de San Martín, donde campeaban sus armas. La rehicieron en los siglos XV y XVII. También serían los primeros pobladores cristianos de Saviñán, donde levantarían una torre defensiva en el centro de la población, que aprovecharía el palacio renacentista del siglo XVI. Los técnicos localizaron esta torre medieval, debido al grosor de los muros, su altura y la situación de las ventanas, en el llamado Salón de Reyes, que guarda un interesante arrimadero de azulejos de Muel del siglo XVI y una puerta también de época renacentista. El salón se asienta sobre una espaciosa bodega de cañón apuntado, realizada en mampostería y reforzada por arcos fajones apuntados de ladrillo.

El continuador del linaje sería Diego Muñoz de Pamplona, que asistiría a las Cortes de Monzón de 1528. Casó en Bearne con Catalina de Noailles, señora del castillo de Abos.

Inventario. Al fallecimiento de Isabel Muñoz de Pamplona, beata, el notario de Saviñán Anton Cimal llevó a cabo en 1561 un inventario del palacio. Los bienes muebles pasarían a Miguel de Heredia, infanzón domiciliado en Saviñán, seguramente por alguna manda del testamento.

Según este inventario, en la planta baja se encontraban las caballerizas, las habitaciones para los criados, una botica y una bodega. En el llamado granero grande se enumeraban varias estancias con utensilios, armas y armaduras, además de cántaros de arrope y de agraz, cebada, trigo, nueces y almendras.

En la planta noble aparece la cocina grande, enfrente de la puerta principal de la calle, una recocina con utensilios domésticos y la masadería, con todo lo necesario para amasar el pan. Contigua a la masadería, aparecían los dormitorios de las criadas. En la sala grande junto al huerto se hallaron tres mesas, nueve sillas, dos asnillos de fuego y varias arcas, donde encontraron sábanas, jarras, paños, lienzos, toallas y una faja de terciopelo. Dentro de esta sala se hallaron varias cámaras.

El palacio tenía un cubierto y un corredor en el huerto, donde se guardaban los cuévanos de vendimia, un peso de hierro de pesar zumaque, un cernedor, siete mantas grandes de olivas y algunas maderas, bancos y haces de lino. Tenían una botica de aceite dentro de la casa y otra enfrente de ella, con tinajas y cántaros de aceite. En el corral grande, situado enfrente de la casa, se hallaron siete tinajas de aceite vacías, doce capones, seis gallinas y un gallo, además de una pollería. En el corral del ruejo había cincuenta gallinas y un gallo, tres gansos y treinta y ocho haces de cañas. La casa tenía una era con cubierto, donde se guardaban dos trillos, dos plegaderas y seis rastros, además de un ruejo o molino de aceite, con un corral. También se contabilizó la ropa de la colada, donde se halló una camisa de la fallecida Isabel Muñoz.

Testamento. En el testamento de Diego Muñoz de Pamplona, abierto en el castillo de Abos en 1562, pedía ser enterrado en la iglesia de San Juan de Abos, para que sus herederos lo pudieran llevar a enterrar a Aragón. Le heredaron sus hijos Tristán, Francisca e Isabel. A su esposa, Catalina de Noailles, le mandaba que debía pasar a vivir a su casa de Saviñán con su heredero.

Cumpliendo las últimas voluntades de Diego Muñoz y ante las persecuciones a que eran objeto por parte de los protestantes o hugonotes franceses, que habían quemado su casa de Vielleségure, Catalina de Noailles se trasladó a Saviñán con sus tres hijos. Francisca casó en Saviñán en 1573 con Miguel de Heredia. En 1581 lo hizo Isabel Muñoz de Pamplona con Gonzalo de Funes y Ximénez de Sayas. Tristán contrajo matrimonio en Tarazona en 1578 con Isabel de Gante y Carnicer.

En el palacio de Saviñán continuaron viviendo los Muñoz de Pamplona hasta finales del siglo XVII, pasando a residir en Calatayud, Zaragoza y Madrid. En el palacio, al que regresaban a temporadas, tenían un administrador.

El apellido Muñoz de Pamplona se conservaría hasta 1805, año en que contraerían matrimonio en la parroquial de Saviñán Mª Soledad Muñoz de Pamplona y José Garcés de Marcilla. El palacio de Saviñán pasaría a sus herederos, que tomarían los apellidos Garcés de Marcilla-Muñoz de Pamplona, Bordiu-Garcés de Marcilla y por último Olazábal-Bordiu, familia que vendió en 2013 este palacio al Ayuntamiento de Saviñán, junto al cráneo del Papa Luna, último inquilino del palacio, hasta su robo cometido en el año 2000.

Última época. El 5 de abril de 1994, Heraldo de Aragón informaba de la puesta en venta del archivo de los condes de Argillo, propiedad de la familia Olazábal Bordíu, que se había desgajado en 1953 del archivo de las casas de Morata y Villaverde, que tocaría en suerte a Javier Bordiu y Prat y sería adquirido por la D.G.A. en 2000, B.O.A. nº 150, de 15 de diciembre de 2000.

Mariano Berges, Director General de Educación y Patrimonio, reconocía entonces que la D.G.A. había entablado conversaciones para evitar que el archivo de la casa de Argillo saliera de Aragón. En el B.O.A. del 29 de diciembre de 1997 se publicaba la adquisición del archivo de Argillo por el Departamento de Educación y Cultura de la D.G.A., por dieciocho millones de pesetas, acuerdo conseguido el 9 de diciembre. Desde el año 2008 está depositado en el Archivo Histórico Provincial de Zaragoza, a disposición de los investigadores. Este archivo contiene abundante documentación sobre los bienes radicados en Saviñán y dos ejemplares de sus Ordinaciones de 1562.

El palacio de Saviñán contenía además muebles, libros, cuadros de reyes, provenientes de la casa de la Comunidad de Aldeas de Calatayud, y de tema religioso, que se repartieron sus dueños. En esta época los rumores de demolición se suceden. Varias asociaciones aragonesas (A.P.U.D.E.P.A., Rolde de Estudios Aragoneses, Asociación Socio-Cultural Amigos de Purroy y la Asociación Cultural de Saviñán) se oponen a su derribo, consiguiendo que el Departamento de Cultura y Turismo, a través de su Dirección General de Patrimonio, iniciara el 11 de mayo de 2000 el expediente para la inclusión del palacio en el inventario del Patrimonio Cultural Aragonés.

Así el B.O.A. nº 9, del 22 de enero de 2001, publicaba la Orden de 19 de diciembre de 2000, por la que se declaraba el palacio de los condes de Argillo Bien Inventariado del Patrimonio Aragonés. A.P.U.D.E.P.A. había presentado un escrito el 19 de abril de 2000, solicitando la incoación del expediente para la declaración como Bien de Interés Cultural del palacio de los condes de Argillo, que se denegó por Resolución del 11 de mayo de 2000, iniciándose expediente para la inclusión en el Inventario del Patrimonio Cultural Aragonés. Los arquitectos del servicio de la Dirección General habían emitido unos informes al respecto el 14 de abril y 14 de agosto de 2000, y la Comisión Provincial de Patrimonio Cultural de Zaragoza emitió otro en su sesión celebrada el 31 de octubre de 2000, acerca de la declaración del palacio como Bien Inventariado. A.P.U.D.E.P.A. y los propietarios del palacio presentaron alegaciones a esta declaración. La Dirección General de Patrimonio Cultural propuso el 18 de diciembre de 2000, la declaración del palacio como Bien Inventariado del Patrimonio Cultural Aragonés.

Después de analizar el palacio en base a distintos criterios de tipo estético-artísticos, históricos y técnico-constructivos, se concluía que el palacio tenía «una significación e importancia notorias por sus características históricas, arquitectónicas y de ubicación, que justificaban la inclusión como Bien Inventariado.

En los fundamentos de derecho se apreciaba un cierto orden compositivo en la zona noble de esta casa-palacio de líneas renacentistas. Se valoraba positivamente el alarde técnico realizado para el montaje del falso techo de la sala con bóvedas de lunetos, el jardín, a pesar de su abandono, y el empaque histórico social del edificio. El jardín, pese a su estado de abandono, dejaba entrever un pasado de esplendor. El edificio, desde sus orígenes, estaba ligado a apellidos ilustres de la historia aragonesa y española, además de haber albergado centurias el cráneo de Benedicto XIII, valorándose de forma positiva el empaque histórico-social del edificio.

A.P.U.D.E.P.A. presentó alegaciones al procedimiento, por estimar que la protección dispensada al palacio como Bien Inventariado era insuficiente, dado su grado de importancia, debiendo declararse Bien de Interés Cultural. Los propietarios presentaron alegaciones en sentido contrario, solicitando su archivo. Tanto unas como otras fueron rechazadas.

A finales del año 2007 trascendió la petición de los propietarios de derribar totalmente el palacio de Saviñán. El pasado 30 de abril de 2004, el juez había dictado orden de caducidad por defecto de forma en los plazos de la administración, pues el expediente administrativo había caducado en los plazos de incoación. Para estudiar de nuevo el asunto la D.G.A. se tomó un plazo de dos meses. Por Resolución del 21 de marzo de 2007 de la Dirección General de Patrimonio Cultural, se inició un nuevo expediente para la inclusión del palacio en el Inventario del Patrimonio Cultural Aragonés. A.P.U.D.E.P.A. ya había presentado alegaciones en 2000 y volvió a presentarlas en 2007, pues consideraba que esta catalogación no se ajustaba con la categoría del edificio, que merecería ser considerado Bien de Interés Cultural. Con el hallazgo del torreón medieval, A.P.U.D.E.P.A. se reafirmó en sus pretensiones, pero el palacio continúa en la misma categoría.

El 25 de mayo de 2010 el T.S.J.A. desestimaba un contencioso administrativo interpuesto por Luis Olazábal y Castro, contra la Orden del 16 de mayo de 2007. En el año 2013 el Ayuntamiento de Saviñán adquirió el palacio de Argillo de Saviñán, tras unas largas y laboriosas gestiones con los herederos de la familia Olazábal Bordiu.

Entre marzo y octubre de 2015 se llevaron a cabo actuaciones urgentes de consolidación, desescombro y reparación de tejados. Recientemente, B.O.P. nº 264 del 16 de noviembre de 2020, por Decreto 2593/2020, el Área de Servicios y Desarrollo Municipal de la D.P.Z. ha concedido una ayuda de casi 86.000 euros para la reforma de las cubiertas del palacio.

Papa Luna. Se desconoce cuando llegó al palacio de Saviñán el cráneo del Papa Luna. No aparece en los inventarios del palacio de 1810 y 1831. En el inventario de 1854, la urna con la cabeza del Papa Luna aparece depositada en el oratorio. En los inventarios de 1890, al entrar de administrador Francisco Mateo y Arana, y de 1894 se apuntaba que el cráneo de Benedicto XIII se exponía en una urna, colocada sobre una mesa de mármol del salón contiguo a la capilla.

En el tomo de 1844 dedicado a Aragón, de Recuerdos y Bellezas de España, debido al escritor romántico y periodista menorquín José María Quadrado y Nieto (1819-1896), se hacía responsable a los soldados de Napoleón de la profanación del cuerpo de Benedicto XIII, cuyo cráneo ya se conservaba entonces en Saviñán. Y escribía: «Nosotros hemos tenido en las manos aquella cabeza venerable revestida aún de piel en que se distinguen la raíz de los cabellos y las venas de su frente; y por la nariz marcadamente aguileña, por las órbitas de los ojos, vacía una de ellas, nos hemos esforzado en adivinar y animar la fisionomía del nonagenario cautivo, de aquel que sembró en Aragón las huellas de su pontifical munificencia, y que vive indeleblemente en los recuerdos del mismo vulgo con el nombre de Papa Luna».

En el palacio de Saviñán lo pudieron ver el P. Fages en 1885, el escritor Robert Rowland Anderson, empleado de la Universidad de San Andrés, Escocia, en 1897, y Wanderer, que publicó en el nº del 16 de junio de 1899 de la revista Alrededor del Mundo, posiblemente, la primera fotografía de Benedicto XIII. También lo visitó en 1921 Vicente Blasco Ibáñez, con el objeto de recoger datos para su novela sobre el Papa Luna, que se publicaría en 1925, donde escribía: «Yo la he tenido en mis manos: sorprende por su pequeñez cuando se piensa en la enormísima voluntad que se cobijó dentro de ella». Robert Gillon la fotografío en 1950.

Otros muchos viajeros pudieron verla en su urna del oratorio del palacio y muchos más podrán hacerlo en la capilla de los condes de Argillo de la parroquial de Saviñán, donde el Ayuntamiento prepara su vuelta a Saviñán.

El Ayuntamiento de Saviñán quiere agradecer públicamente a A.P.U.D.E.P.A. su compromiso, su valentía, sus facultades, su rasmia y su ingente esfuerzo, desde el primer momento, en la defensa y salvaguarda del palacio de los condes de Argillo de Saviñán y de todo el patrimonio de esta tierra. Sin su trabajo, tesón, asesoramiento y diligencias, hubiera sido prácticamente imposible llegar a donde hemos llegado. Si no defendemos nuestro patrimonio, nadie va a venir a hacerlo por nosotros. Es nuestro compromiso y nuestra obligación.

Archico Histórico Provincial de Zaragoza. Expedientes del condado de Argillo.

Quadrado, J. M. (1884): Comunidad de Calatayud. Monasterio de Piedra, edición facsímil 2003, Centro de Estudios Bilbilitanos, Calatayud, 335-336.

Gillon, R. (1954): «Saviñán et le tío Pedro», Silhouettes espagnoles, Bruselas, 33-43.

Tobajas Gallego, F. (2207): «Saviñán de Sabinius», Cosas de mi pueblo, Jigí Seme, 77.

– (2007): «Benedicto XIII: el Papa Luna», Cosas de mi pueblo, Jigí Seme, 85.

– (2011): «La casa palacio de los Muñoz de Pamplona de Saviñán entre los siglos XVI y XVII», VIII Encuentro de Estudios Bilbilitanos (Calatayud 2010), Centro de Estudios Bilbilitanos, Calatayud II, 183-198.

-(2014): «El cráneo del Papa Luna», Enebro 84, Saviñán.

-(2021): «Robert Gillon y el tío Pedro», Enebro 106, Saviñán.