IGLESIA DE SAN PEDRO APÓSTOL

PATRIMONIO ARQUITECTÓNICO:

Bien Catalogado del Patrimonio Cultural Aragonés.

PROTECCIÓN. HISTORIAL ADMINISTRATIVO:

Declaración. Resolución: 30-7-2002. Publicación: 16-8-2002.

PLAN GENERAL ORDENACIÓN URBANA:

Catalogado. Nivel de Protección Integral.

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            Iglesia antigua. Abbad señala que la iglesia de San Pedro Apóstol se construiría en los primeros años del siglo XVI, con arreglo al tipo mudéjar aragonés, de una sola nave, con capillas entre los contrafuertes, cabecera plana y sin crucero, que se cubriría con bóveda de crucería de arcos diagonales.

            En la visita pastoral del canónigo de la catedral de Tarazona, Carlos Muñoz Serrano en 1579, se anotaba que los parroquianos de San Pedro de Saviñán habían aumentado mucho, por lo que la iglesia se había quedado pequeña. Por eso pedía a los jurados, concejo y universidad del lugar que dentro de tres años en adelante, «hayan de tener engrandecida de la parte del altar mayor arriba la dcha. iglesia todo aquello que necesario será por manera que con lo que augmentara puede haber y haya competente iglesia para los parroquianos della y esta dcha. obra la hayan de concertar y concierten con los maestros que le hubieren hacer dentro del año después que el presente intimándoles será so pena de cincuenta ducados».

            En 1582 se suspendería el dictamen de agrandar la iglesia, que había mandado el obispo Juan de Redín, porque «es de su poca posibilidad por testigos fidedignos». Consultado el procurador del concejo, por licencia de García de Sesé, oficial y vicario general, se les dio de tiempo todo el mes de abril de 1582, aunque luego se aplazó hasta el quince de mayo, suspendiéndose el mandado de su visita.

            En 1588 el obispo Cerbuna decía que «la dicha iglesia parroquial es pequeña y desacomodada para poder caber todos los parroquianos en ella y para oir los divinos oficios». Por eso pedía a los jurados y al concejo «crecer y ensanchar, o hazer de nuevo dicha iglesia, de manera que sea capaz y bastante segura la población del lugar dentro de dos años y si fuere menester alargaremos el tiempo para acabarse y comiencen la dicha obra dentro de ocho meses so pena de Dozientos ducados».

Abbad Ríos, F. (1957): Catálogo Monumental de España. Zaragoza, I, C.S.I.C., Madrid, 407-408.

Archivo Parroquial de Saviñán. Quinque libri de la iglesia parroquial de San Pedro Apóstol de Saviñán.

Nueva obra. Las obras de reedificación y acondicionamiento se contrataron el 17 de junio de 1625, entre los obreros de villa Francisco de Aguirre, Miguel de Gromendadi y Juan Segura, por un lado, y Pedro Garcés, mosén Francisco Larraga, Basilio García y otros vecinos de Saviñán, por el otro, ante el notario de Saviñán, Pedro Gascón, ajustándose la obra en 1.200 escudos. El 13 de junio de 1626, ante Miguel Jerónimo de Rada, notario de Calatayud, se firmaba una «capitulación acerca de los hacimientos de la obra de la iglesia» de Saviñán, concertada en 440 escudos, entre los obreros de villa Francisco de Aguirre, Miguel de Gromendadi y Juan Segura, por un lado, y por el otro, Pedro Garcés, vicario, mosén Francisco García, mosén Pedro Magallón, mosén Francisco Larraga, Basilio García, Juan Bacarizo, de María Villalba, Francisco Pamplona, mayor, Antonio Garcés, Juan González, Jerónimo Mores, Pedro Terrer, Miguel López y Agustín Benedí. En este mismo documento, Francisco de Aguirre y Miguel de Gromendadi, cedían esta obra a Juan de Segura, quien contrataba ese mismo día las reformas que debían llevarse a cabo en la iglesia.

La cuatro capillas laterales debían aumentarse cuatro pies ( 80 centímetros), levantándolas todo lo que diese la altura de la iglesia, rematándolas con un entablamento formado por arquitrabe y cornisa. A los pies de la iglesia se haría un antepecho sobre el que descansaría el coro.

La sacristía se ensancharía hasta hacerla de la misma anchura que el brazo del crucero, que debía tener treinta y dos pies, o sea, unos seis metros y medio.

La fachada se forraría con medio ladrillo, uniéndola con la torre mediante un pilar, para que quedase bien asegurada a ella.

La capilla de San Francisco se modificaría «mediante un reenchido, por la parte de adentro de la pared que daba al ciminterio, por encontrarse esta capilla más onda que el resto de las capillas», levantando también el tejado de esta capilla a la altura de las otras.

En el interior se lavarían las paredes para llevar a cabo la decoración que había sido contratada. Las pilastras debían estar provistas de sus basas realizadas con ladrillo y yeso.

Por toda la obra se pagarían 440 escudos, una vez finalizado el pago de 1.750 escudos en los que se había contratado la primera obra.

Los relieves de los cuatro evangelistas en las pechinas y los apóstoles de las enjutas de los arcos de acceso a las capillas laterales, realizados en madera policromada, se cree sean obra del escultor Francisco del Condado y del pintor Francisco Celaya, de Calatayud. Los dos otorgaban un albarán el 31 de enero de 1630, a favor del Capítulo Eclesiástico de San Pedro de Saviñán, por pago de 600 sueldos, que era parte de «más cantidad que dichos beneficiario, vicario y capítulo tiene obligación de pagarme».

La iglesia de San Pedro es un templo de tres naves, que se cubren con bóvedas de medio cañón con lunetos. El espacio central se cubre con bóveda sobre pechinas con linterna.

La fachada principal está dividida en dos cuerpos, separados por una cornisa de ladrillo resaltado. El cuerpo inferior, liso, alberga la puerta adintelada y flanqueada por dos pilastras de ladrillo resaltado, sobre las que descansa un entablamento, coronado por un segundo piso formado por un nicho flanqueado por pilastras y rematado por un frontón triangular, decorado con dos grandes aletones. El segundo cuerpo arranca de una cornisa de ladrillo resaltado. Se compone de una galería adintelada, flanqueada por pilastras de ladrillo, decorada con ovoides de ladrillo resaltado, sobre la que carga un alero de ladrillo.

La torre, a los pies del edificio, se decora con rombos y esquinillas. En los primeros metros hay una continuidad constructiva entre la torre y la iglesia, para después romperse, sobresaliendo progresivamente la torre respecto a la iglesia. Los tres primeros cuerpos de la torre son de planta cuadrangular y el último octogonal. En el tercer y cuarto cuerpo se albergan las campanas.

Rubio Semper, A. (1980): Estudio documental de las artes en la Comunidad de Calatayud durante el siglo XVII, Centro de Estudios Bilbilitanos, Calatayud, 116-119, 178-179 y 186.

Sanmiguel Mateo, A. (1998): Torres de ascendencia islámica en las comarcas de Calatayud y Daroca, Centro de Estudios Bilbilitanos, Calatayud, 479.

 

CAPILLAS Y RETABLOS DEL LADO DEL EVANGELIO

Para su estudio es imprescindible la consulta de:

Gracián Gasca, J. (1919): Notas para la historia de Saviñán, ms.

Retablo del Señor en la columna. Esta imagen policromada de finales del XVII, se sacaba en la procesión del Jueves Santo, con los judíos en actitud de azotarlo. El retablo contiene cinco pinturas sobre tabla: Expulsión de los mercaderes del templo, Jesús ante Caifás, Lavatorio, Entrada de Jesús en Jerusalén y Coronación de espinas.

Retablo de San Antonio Abad. Se debe al que fuera vicario de San Pedro, mosén Antón Villalba y Serrano, que había entrado de vicario el 22 de noviembre de 1576, por fallecimiento el 14 de noviembre de ese mismo año de mosén Cebrián Serrano.  Mosén Antón había testado ante el notario de Saviñán, Pedro Gascón, el 26 de septiembre de 1601. En su testamento disponía su enterramiento en el carnero de la capilla que tenía intención de hacer en la parroquial. Si la capilla no estuviera terminada, sus ejecutores debían acabarla a la mayor brevedad posible, con «toda pulicia y suntuosidad, y se haga Retablo so la invocación de Sor San Antón, de bulto o pincel, con la traza y quadros, y de forma, y manera que a dichos mis ejecutores infrascriptos concordes pareciese convenir y ser necesario de manera que todo este bien trazado y acabado».

Mosén Antón murió degollado mientras dormía la noche del 28 de enero de 1602. Su testamento fue abierto el 31 de enero siguiente. En él fundaba dos capellanías, cuyo legado se vendió en 1810 para hacer frente al pago de contribuciones y otros impuestos, a los que estaba obligado el concejo.

El retablo de San Antón se fecha hacia 1605-1607. Se considera obra de Jaime Viñola, Pedro Martínez el Viejo, a quien se debe la escultura del titular, y de un pintor desconocido. En los vanos del banco del retablo aparecen pinturas de Santa Bárbara, Santa Quiteria, San Juan Evangelista, San Juan Bautista, Santa Lucía y Santa Catalina. En las calles laterales encontramos a San Lorenzo y la Imposición de la casulla a San Ildefonso, y en el ático una pintura del Calvario.  En dos aletones aparecen dos pinturas de San Pedro y San Pablo. No se hace referencia a él en la visita pastoral efectuada el 16 de noviembre de 1605, por no estar aún acabado.

Archivo Histórico Provincial de Zaragoza (AHPZ), Pleitos civiles. Firma de Miguel Velilla y Aranda, Pbro. Beneficiado del lugar de Saviñán, contra Antonio Gracián, sobre el derecho de una capellanía, J/0024465/000001.

Archivo Municipal de Calatayud (AMC), Notario Pedro Gascón, Libro 0001192.

Criado Mainar, J. (2013): La escultura romanista en la comarca Comunidad de Calatayud y su área de influencia, Centro de Estudios Bilbilitanos, Calatayud, 175.

Tobajas Gallego, F. (1998): «Consecuencias de la Guerra de la Independencia en Saviñán», Enebro 20, Saviñán.

-(2005) «Mosén Antón Villalba y Serrano», Enebro 46, Saviñán.

Capilla de Nuestra Señora del Rosario. El 28 de marzo de 1666, el Capítulo de San Pedro y el Concejo de Saviñán cedían la capilla de la Virgen del Rosario a los hermanos José, Simón y Jerónimo Martínez, debido a sus muchas limosnas entregadas a la iglesia y por haber entregado al Concejo 8.000 sueldos para el reparo y construcción de la nueva fábrica de la iglesia. También entregaban terreno del cementerio para que pudieran abrir la sacristía. Podían colocar en la capilla rejado y asientos, pudiendo abrir a sus expensas un carnerario. Los hermanos Martínez no podían impedir al vicario ni al Capítulo de San Pedro que pusieran en esta capilla la reliquia de la Vera Cruz, en el puesto que se había acostumbrado y acostumbraba colocar, desde la Cruz de Mayo hasta la Cruz de Septiembre.

Esta capilla tiene planta cuadrada, con cúpula con linterna sobre pechinas. Se desconoce los artífices del baldaquino, muy parecido al de San Pedro Arbués de La Seo, de la Virgen del Rosario del siglo XVII, que José Gracián atribuye a José Quílez, y de los cuadros. En ellos aparecen retratados sus donantes, con otros asuntos religiosos aragoneses.

Entrando a la capilla a mano izquierda, aparecía retratado José Martínez Asensio, que había tomado posesión de una canonjía en La Seo en 1662. Había estudiado en las Universidades de Huesca y Zaragoza, siendo rector de esta última en 1693. Falleció en 1697. En esta capilla dejó fundadas dos capellanías, siendo los primeros capellanes sus sobrinos José Martínez Saldaña y el licenciado Pedro Martínez Gracián. En el otro extremo del cuadro aparecía Simón Martínez, bautizado en San Miguel de la Señoría en 1630 y fallecido en 1700. Contrajo matrimonio con Isabel Gracián Tejedor, siendo padres de José Roque y del licenciado o racionero Pedro Martínez Gracián, que fue vicario de San Pedro y comisario del Santo Oficio, cuyo retrato aparecía en el cuadro del fondo, junto al de su tío Pedro Martínez Asensio. Este último fue doctor en Teología y deán de la catedral de Teruel desde 1678, sirviendo en la curia romana.

En el cuadro de la derecha se representaba a Jerónimo Martínez Asensio y su esposa Teresa Saldaña Martínez, con su hijo José Martínez Saldaña, que había entrado de canónigo en La Seo de Zaragoza por coadjutoría de su tío José en 1690, y de principal en 1697. Estudió Cánones en la Universidad de Zaragoza, donde obtuvo los grados, siendo rector de ella en 1695, 1712 y 1719, y regidor del Hospital de Ntra. Sra. de Gracia desde 1731 hasta su fallecimiento en 1735. Fue el principal favorecedor de la capilla del Rosario, culminando los deseos de su padre y de sus tíos.

En 1724 instituyó y fundó una capellanía en esta capilla. En 1713 ya debía estar acabada, pues en una visita pastoral del canónigo de Tarazona, Francisco de Avendaño, se apuntaba que el canónigo Martínez Saldaña había hecho a sus expensas una capilla y altar a la Virgen del Rosario, adornándola con cuadros y proveyendo la sacristía con muebles, jocalias y ornamentos.

Alrededor de la capilla se dispone un zócalo de azulejos de cuerda seca. En cuatro ménsulas encontramos las imágenes de San Francisco de Sales, San Felipe Neri, San Carlos Borromeo y San Juan Nepomuceno, del siglo XVIII.

Borao, J. (1869): Historia de la Universidad de Zaragoza, edición facsímil 1987, Zaragoza, 183

Camón y Tramullas, I. de (1768-1769): Memorias literarias de Zaragoza, Francisco Moreno, Zaragoza.

Fernández Gotor, A. (1987): El Hospital Real y General de Ntra. Sra. de Gracia de Zaragoza en el siglo XVIII, Institución Fernando el Católico, Zaragoza, 47-57.

Jiménez Catalán, M. y Sinués Urbiola, J. (1923): Historia de la Real y Pontificia Universidad de Zaragoza, Zaragoza, 140.

Jiménez Catalán, M. (1925): Memorias para la historia de la Universidad Literaria de Zaragoza. Reseña bio-bibliográfica de todos sus grados mayores en las cinco facultades desde 1583 a 1845, F. Martínez, Zaragoza.

Sanjuán, B. M. (1770): Catálogo de Dignidades, Canónigos y Prelados de la Santa Iglesia de Zaragoza y su Universidad Literaria, ms, 86.

Tobajas Gallego, F. (2019): «Capilla de la Virgen del Rosario», Enebro 102, Saviñán.

Ypas, J. (1786): Catálogo cronológico de los Deanes, Dignidades y Canónigos del Santo Templo del Salvador de Zaragoza, desde la Bulla de Secularización hasta la de la Unión, ms..

Retablo y capilla de Santa Ana. Cuando se contrató la nueva fábrica de la parroquia en 1625, el Capítulo de San Pedro y el Concejo de Saviñán llegaron a un acuerdo con los hermanos Diego y Juan Muñoz de Pamplona y Gante, que ofrecieron 500 libras de limosna como ayuda a la nueva fábrica y el terreno necesario para alargar y ensanchar la capilla mayor. Por ello el Capítulo y el Concejo les cedieron la primera capilla lateral del lado del evangelio. Debido a algunas diferencias entre las partes, en 1650 se pactaron por escrito unos acuerdos con Diego José Muñoz de Pamplona.

El retablo de Santa Ana de finales del siglo XVII, lleva las armas de los Muñoz de Pamplona-Funes, que se disponen también en un bello escudo de madera sobre la puerta de entrada a la antigua sacristía, hoy Museo Parroquial, flanqueado por los cuadros de la Purísima Concepción y de Santo Domingo «en Soriano», de mediados del siglo XVII. A los pies del retablo encontramos un escudo en piedra negra con las armas de los Muñoz de Pamplona. Antiguamente esta capilla estaba protegida por una verja.

En los plintos del banco del retablo encontramos dos relieves policromados de San Lorenzo y San Vicente, en el piso central la familia de la Virgen, que está en brazos de su madre Santa Ana, y en el ático un relieve de Santa Teresa de Jesús, posiblemente en recuerdo de Francisca Muñoz de Pamplona, quien profesó y fue priora del convento de carmelitas descalzas de San José de Zaragoza, con el nombre de Francisca de la Madre de Dios del Carmen. En 1595, de camino para tomar el hábito, fundó una capellanía en la parroquial de San Pedro, bajo la invocación de San Francisco, aunque entonces los Muñoz de Pamplona no tenían capilla propia en esta parroquia.

Tobajas Gallego, F. (2013): «Capilla de Santa Ana», Enebro 80, Saviñán.

 

CAPILLAS Y ALTARES DEL LADO DE LA EPÍSTOLA

Retablo de Ntra. Sra. de la Soledad. Este retablo e imagen  de vestir  de Ntra. Sra. de la Soledad o Dolorosa, de finales del XVII, estuvo al cuidado de Francisca Soriano García y más tarde de Diego Gracián Campos. Esta imagen se saca en la procesión de Jueves y Viernes Santo con un manto nuevo donado por Tere Olvés Franco en 2009, quien corría últimamente con su cuidado y devoción.

Es semejante al del Cristo atado a la columna. Guarda seis pinturas sobre tabla: la Flagelación, Coronación de espinas, Piedad, Oración en el Huerto, Jesús camino del Calvario y el Calvario.

Retablo de San Francisco de Asís. José Gracián cree que se debe a la devoción de la familia Bacarizo. En 1615 Jerónimo Bacarizo había prestado al Concejo 10.000 sueldos. A su muerte ese mismo año, dejó 200 sueldos para ayudar a dorar el retablo de San Francisco. El 1616 fallecía su viuda Magdalena Sediles, dejando la misma cantidad para el retablo, como también lo hacía Juan Bacarizo, al fallecer en 1627.

El retablo, datado entre 1608 y 1610, lleva uno de los escudos más antiguos de la orden franciscana, los cinco racimos de uva, que representan las cinco llagas de Cristo. La imagen del titular es obra del escultor Juan Martínez el Viejo. En los plintos aparecen pinturas de San Jerónimo y de San Pedro Mártir de Verona. En el vano central Santo Domingo, la donante y San Francisco, en las calles laterales San Antonio y San Diego de Alcalá, y en el ático San Buenaventura.

Criado Mainar, J., 2013, op. cit., 191-192.

Retablo del Santo Cristo. Este retablo se corona con la cruz de la Orden de San Juan o de Malta. La Orden de San Juan de Jerusalén poseía algunas propiedades en Saviñán que daba en arriendo, siendo la orden preferida por algunos nobles del lugar. En 1554 Juan de Heredia Garibay y Heredia presentaba las pruebas para la concesión del título de caballero. El 1629 fueron aprobadas las presentadas por Fr. Diego José de Funes y Funes, nacido en Bubierca en 1615, aunque su madre era natural de Saviñán. De 1677 databan las de Fr. Jerónimo Muñoz de Pamplona, de 1694 las de Fr. José Gracián Garcés, prior de Alcolea, de 1697 las de Fr. Juan Gasca Carnicer, prior de San Juan de los Panetes, hermano de Fr. Agustín Gasca, capellán del mismo hábito, y de 1748 las de Fr. Antonio Muñoz de Pamplona, comendador de Orrios. También pertenecieron a esta Orden sus hermanos Miguel, I conde de Argillo, y Manuel, III conde de Argillo. De 1771 databan las pruebas de Fr. Juan Manuel López de Afuera, prior de Chiprana.

El retablo acoge a un Cristo de tamaño natural muerto con tres clavos y el paño anudado a la derecha, obra del siglo XVII. En el ático aparece un relieve de San Juan Bautista, obra de primeros del siglo XVIII. Este retablo fue restaurado por Enrique de las Casas en 2012. En esta restauración se retiraron las dos imágenes que estaban a los pies del Cristo, para ocupar unas ménsulas en la capilla.

Archivo Histórico Nacional, Orden de San Juan de Jerusalén.

Retablo de la Virgen del Pilar. Este retablo de finales del siglo XVII se corona con el escudo del Capítulo Eclesiástico de Saviñán, que también se encuentra pintado en el banco del retablo mayor y en yeso sobre la puerta de entrada a la Sala Capitular. De él se tomó el modelo para el escudo municipal de Saviñán.

José Gracián lo hace coetáneo a los retablos de Santa Ana, con el que guarda claras similitudes, y con el del Santo Cristo. Sin datos, los atribuye a la familia Quílez de Calatayud.

En los plintos de este retablo encontramos un relieve de San Miguel y otro desaparecido. En el primer piso un relieve de la aparición de la Virgen a Santiago y a los siete varones apostólicos, y en el ático un relieve de la Asunción.  

Anteriormente esta capilla estuvo dedicado a San Jerónimo. En el testamento de mosén Francisco Hernández de 1666, se apuntaba su voluntad de ser enterrado en la capilla de los beneficiados, entonces dedicada a San Jerónimo. En 1673, mosén Miguel Gascón señalaba en su testamento su deseo de ser enterrado en la capilla de la Virgen del Pilar, perteneciente al Capítulo Eclesiástico de San Pedro.

En esta capilla se ha colocado recientemente un cuadro de Fr. Cruz Ibáñez (Saviñán, 1886-Valencia, 1936), de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, que fue beatificado en Tarragona en 2013.

A la derecha de la puerta de la Sala Capitular, se localizaba el órgano parroquial, obra de 1692, debido a Jusepe de Sesma. Este órgano fue malvendido en 1979 como «restos del órgano» a un anticuario de Zaragoza por 82.500 pesetas. En 1984 se presentaría un presupuesto para su restauración a la Diputación Provincial de Zaragoza, que no se llevó a cabo. En mayo de 1989 el Ayuntamiento de Granollers estuvo a punto de adquirirlo, pero en 1990 fue comprado por Ibercaja. El 15 de octubre de 1992, tercer centenario de su construcción, se dieron por concluidos los trabajos con su colocación en el Patio de la Infanta. Los días 28, 29 y 30 de octubre de 1992 tendría lugar el I Ciclo de órgano Juseppe de Sesma (ca. 1625-1699) en el mismo Patio de la Infanta.

Archivo Municipal de Calatayud, Notario Miguel García Guerrero, Libros 0001447 y 0001453.

Arrizabalaga, J. M., Calahorra, P. y González Uriol, J. L. (1995): El órgano del Patio de la Infanta, Zaragoza.

Tobajas Gallego, F. (2009): «El organero José de Sesma», Gentes de mi tierra, Calatayud, 105-116.

Coro. Dispone de veintitrés sillas de nogal bajas. Once, con la del vicario, en el frontal, y seis a cada lado, donde tendría asiento el Capítulo Eclesiástico de San Pedro y los capellanes de la parroquia. La prioral se decora con el escudo de San Pedro. Es obra de 1736.

Tobajas Gallego, F. (2011): «Postales de Saviñán», Enebro 69, Saviñán.

Sacristía. En ella se expone el retablo dedicado a  la Purísima Concepción de mediados del siglo XVII. En los plintos aparecen pintados en tabla Santa María Magdalena de Pazzi, San Miguel, San Jerónimo y San Pedro Arbués. En el vano del banco tres pinturas representan a Santiago, la Resurrección de Jesús y San Jorge. La calle central la ocupa una imagen moderna de la Purísima y en el ático un lienzo de la Inmaculada. Hasta finales de los años setenta del siglo pasado, este retablo se localizaba en la capilla del Capítulo, dedicada a la Virgen del Pilar, a la derecha de la puerta de entrada a la Sala Capitular. José Gracián señalaba que fue colocado en este lugar hacia 1886.

Francisco García Crespo y Magdalena de Val y Calvete fundaron una capellanía en el altar de la Purísima Concepción en 1720, ante el notario de Brea, Pedro Vicente. Para ello dejaron algunos bienes. Como primer vicario nombraron a su hijo mosén Francisco Manuel y en vacante a sus otros hijos.

Tobajas Gallego, F. (2018): «La Purísima y la Dolorosa», Enebro 99, Saviñán.

La sacristía también guarda casullas de seda natural e hilo de oro, y varias imágenes, como la Asunción, Santa Lucía y San Miguel, este último procedente del retablo neoclásico de la parroquia de San Miguel. Un busto relicario de San Blas, con otros brazos relicarios, un Cristo de marfil y varias piezas de orfebrería (cálices, copones, custodias, bandejas de plata con vinajeras y una concha bautismal de plata de fines del XVII), además de un relicario de San Roque de plata, con una pintura del titular del siglo XVII en el reverso. Un cáliz y unas vinajeras en bandeja de plata pertenecían a la capilla del Rosario. Una custodia de plata tipo sol está fechada en 1666, donación de Mariana García.

Las reliquias de Santa Lucía, San Blas y San Pedro Papa fueron autentificadas en 1921. Las de San Antonio Abad, Santa Bárbara, San Luis Gonzaga y de la Casa de Loreto de la Virgen María se autentificaron en 1922. En 1927 se autentificó la de San José, esposo de la Virgen. Las de la Vera Cruz, San Roque y el resto de las reliquias en altares y brazos se encuentran sin autentificar, aunque por su antigüedad se consideran auténticas.

Retablo Mayor. Pertenece a la escuela de Calatayud de mediados del XVII, muy parecido a los retablos realizados para la colegiata del Santo Sepulcro de Calatayud por Bernabé de Jáuregui y José de Campos. En los vanos del banco aparecen pinturas de la entrega de las llaves a San Pedro, Santa Catalina, Santo Domingo y San Francisco en el vano central, y San Pedro con seres fantásticos. En el piso un lienzo de San Pedro en el Concilio de Jerusalén, obra del pintor Jusepe Martínez, y en el ático un lienzo de San Roque.

Rodríguez García, J. C. (2006): Arquitectura y escultura en la Comunidad de Calatayud (1665-1680): estudios documental, Centro de Estudios Bilbilitanos, Calatayud.

Campanas. En la torre del campanario encontramos cuatro campanas y un campanillo. Las campanas tienen las advocaciones de Ora pro nobis Virgen del Carmen, 1808, Santa Bárbara y San Pedro, 1709, Jesús, María y José, 1879 y otra sin fecha ni advocación. El campanillo, con la advocación Jesús, María y José,  es de 1709.

Museo Parroquial. En la que fuera sacristía de la capilla de Santa Ana, de los Muñoz de Pamplona-Funes y acceso al carnerario, se ha habilitado un pequeño museo parroquial con un Cristo crucificado, que preside los oficios en el invierno, y dos retablos pertenecientes a las ermitas de San Vicente Ferrer y de San Blas, ambos del siglo XVI.

En los bancos del retablo de San Vicente, al que falta la talla del santo titular, encontramos pinturas en tabla de San Pablo, Santa Catalina de Alejandría, Descendimiento, Santa Bárbara y San Roque. En las calles laterales encontramos pinturas de la Dormición de la Virgen, Huida a Egipto, San Juan Bautista y San Esteban con San Sebastián. Sobre la hornacina que alberga la imagen de la Virgen del Rosario, coetánea a la imagen perdida del titular, destaca un tondo con la Santa Faz, y en el ático el Juicio Final.

El retablo de San Blas se hizo de limosnas en el año 1588. En el banco y sobre tabla encontramos pinturas de Santa Catalina de Siena, Santa Ana con la Virgen Niña, Ángel Custodio, Santa Lucía y San Sebastián. En las calles pinturas de tabla con San Francisco de Asís, San Antonio Abad, San Martín de Tours y Santo Domingo de Guzmán. En el ático Santa María Magdalena y Jesús Crucificado. En la hornacina la imagen de San Blas de bella factura.

En este pequeño museo se va a exponer el cráneo de Benedicto XIII, Bien de Interés Cultural y propiedad del Ayuntamiento de Saviñán, con carteles informativos. También se expone la reliquia de la Vera Cruz, cuyo proyecto expositivo ha sido sufragado por la parroquia, ayuntamiento y Cofradía de la Vera Cruz. Se trata de un Lignum Crucis de plata sobredorada, con brazos terminados en flor de lis. En el anverso destacan cuatro medallones con los cuatro Evangelistas y los cuatro Padres de la Iglesia Occidental en los medallones del reverso. Según José Luis Cortés, el relicario sigue los patrones de la orfebrería bilbilitana de la primera mitad del siglo XVI.