CASA DE LOS HEREDEROS LAFUENTE-COSTEA

PLAN GENERAL DE ORDENACIÓN URBANA: Sin catalogar.

            José Gracián señalaba que a mediados del siglo XVI la calle Mayor, llamada también calle Somera, Alta, Real o de San Roque, estaba comprendida desde la casa de Miguel Lafuente Soriano, hasta la casa y tienda de Joaquín Aznar, saliendo hacia Paracuellos. Posteriormente la calle Mayor se amplió hacia el norte, desde la casa de Miguel Lafuente hasta el desaparecido portal de San Roque, y hacia el sur desde la tienda de Joaquín Aznar hasta el llamado arco de San Pedro, que cerraba entonces la población.

            La casa situada en la calle Mayor nº 33, perteneció al secretario del Ayuntamiento de Saviñán, Miguel Lafuente Soriano (1877-1941), que había casado en Morata de Jiloca con Pascuala Costea Cebrián en 1916, de la que no tuvo hijos. Esta casa pasó a las sobrinas de Pascuala Costea, llamadas Carmen, que fue maestra nacional de Saviñán, y Conchita López Cebrián.

Esta casa había pertenecido anteriormente a la familia del notario de Saviñán, José González, que levantaría en el siglo XVII un pasadizo a la entrada de la calleja contigua, que José Gracián llamaba de la Anselma, donde abría las puertas el viejo hospital municipal.

El 19 de septiembre de 1665, el notario José González señalaba que un pasadizo con dos suelos, fabricado entre dos casas de su propiedad en la calleja del hospital, se había levantado con licencia de los jurados del lugar. Y que si en alguna ocasión los jurados mandaban quitar y derribar este pasadizo, él o sus herederos debían hacerlo a su costa.

Estas casas que habían pertenecido a los antepasados de José González, confrontaban con casas de Jusepe Ximeno, calleja del hospital y calle pública. A sus espaldas las casas confrontaban con un olivar de Diego Muñoz de Pamplona, llamado de tras San Pedro, por ocupar el término llamado del Camarés o Camareses (alto y bajo), confrontante con la iglesia parroquial de San Pedro Apóstol y con su cementerio parroquial. La otra casa, que era de los herederos de Juan Pamplona, confrontaba con la callejuela del hospital viejo, calle pública y granero del concejo del lugar. El pasadizo tenía cuarenta y cuatro palmos, catorce vueltas y quince vigas. De ancho tenía lo que comprendía entre las dos tapias foranas de estas dos casas y de alto toda la altura de estas casas.

Este pasadizo todavía se conserva, dando paso a una calleja muy pintoresca.

FOTOGRAFÍA: FRANCISCO TOBAJAS GALLEGO