FR. DIEGO DE FUNES Y MUÑOZ DE PAMPLONA

            En 1656 Juan-José de Funes y Funes envió un Memorial al rey Felipe IV, en el que enumeraba los servicios de sus antepasados, los Funes de Saviñán y los Funes de Bubierca,  narrando el origen de su familia, que había sacado de las Crónicas de Navarra, Aragón y Francia. Con ello Juan-José de Funes pedía al rey el cargo de Gobernador de Aragón, que había quedado vacante en este mismo año de 1656, al ser nombrado VI conde de Aranda, Pedro-Pablo Fernández de Heredia y Zapata (1614-1682), por una sentencia de la Real Audiencia de Aragón, con fecha de 20 de noviembre de 1656, que hasta entonces ostentaba el cargo de Gobernador de Aragón. Antonio Ximénez de Urrea (1591-1654), V conde de Aranda, había casado con Luisa-María de Padilla y Manrique (1592-1646) y en segundas nupcias con Felipa Clavero y Sesé, sin conseguir descendencia. Al ser elegido VI conde de Aranda, Pedro-Pablo Fernández de Heredia cambió su apellido por el de Ximénez de Urrea.

            Pedro-Pablo Fernández de Heredia era hijo de Juan Fernández de Heredia, Gobernador de Aragón, y de Luisa-Ana Zapata y Urrea, que habían casado en 1611. Sus abuelos llamados Jerónimo Fernández de Heredia, Justicia de las Montañas de Jaca, y Ángela de Rueda y Pasamonte, casaron en San Pedro de Saviñán en 1579. Pedro-Pablo Fernández de Heredia y Zapata casó en 1638 con María-Josefa de Vera y Camargo.

            Juan-José de Funes y Funes contaba que un hijo segundo del duque de Bretaña había pasado a Navarra, donde sirvió al primer rey navarro García Ximénez, fallecido en el año 758, y a su hijo García Iñíguez. Por ello recibió la villa de Pazuencos y otras tierras en las montañas de Navarra. Reinando Sancho García, quinto de este nombre, el sucesor de este caballero bretón, llamado Pedro de Escaray, casó con la señora de la villa y del valle de Funes.

            Por aquel tiempo, al entrar en guerra Navarra con el rey Sancho de Castilla, el rey navarro nombró capitán general de su ejército a Pedro de Escaray, debido a su gran valor. Un día el rey fue a cazar a los lugares de la señora de Funes y, fingiendo estar cansado, quiso pasar la noche en casa de esta señora, mancillando su honra. Acabada la guerra, el capitán general Pedro de Escaray regresó a su lugar y su esposa le contó el mal proceder del rey. Por ello Pedro de Escaray pasó a Aragón con su familia, tomando el apellido de su esposa.

            Los Funes traían las armas del duque de Bretaña, que es un escudo de plata en un campo de armiños en número variable, pero siempre nones, con una banda roja en lo alto del escudo. Este escudo, unido al de los Muñoz de Pamplona, lo encontramos sobre la puerta de la antigua capilla y carnerario de esta familia en la parroquial de San Pedro de Saviñán.

            En el Archivo de los condes de Argillo encontramos dos ramas de los Funes. Una aparece radicada en Munébrega y otra en Bubierca.

            García de Funes, señor de la casa de Munébrega, había casado con María Torres, de Soria, siendo padres de Pedro y de Hernando, caballeros de la Orden de San Juan, de García, que casó con María Barrionuevo, de Soria, y de Gonzalo de Funes, que casó con Beatriz Cornago, de Munébrega. Estos últimos fueron padres de Gonzalo y de María de Funes. Gonzalo casó con Luisa de Funes y Pérez Malo de Molina, de Bubierca, y María de Funes y Cornago casó en 1526 con Gonzalo de Sayas, de Saviñán.

            Gonzalo de Sayas y María de Funes fueron padres de María Ximénez de Sayas, señora de la casa de Tobajas, una fortaleza en tierras sorianas, cercana a Carabantes. Según un apoca otorgada por María Ximénez, mujer de Ximeno de Sayas, los Sayas eran señores del lugar de Tobajas. Había sido testificada en Calatayud el 9 de agosto de 1399, por el notario Martín Maicas, vecino de Belmonte.

            María Ximénez de Sayas casó en 1542 con Gonzalo de Funes y Pérez Malo de Molina, de Bubierca. En 1551 se bautizaba en Saviñán a María de Funes y Ximénez de Sayas. Al Libro primero (1546-1604) de la parroquia de San Pedro le faltan algunas hojas de bautizados, pues del año 1553 se pasa a 1558. Entre estos dos años debieron nacer Gonzalo y Luisa. Juan de Funes y Ximénez de Sayas fue bautizado en 1562.

            En 1570 casaba en Saviñán María de Funes y Ximénez de Sayas con Miguel Pérez de Nueros. María murió en 1580. En el codicilo que hizo en este mismo año de su muerte, se decía que quería ser enterrada con el hábito de santo Domingo en Santa María de Calatayud, donde se había enterrado a su madre. Por otro documento del Archivo de Argillo sabemos que en la capilla de San Julián, del convento de San Pedro Mártir de dominicos de Calatayud, tenían su enterramiento los Funes de Saviñán. Este sitio había pertenecido a los Sayas y allí estaba enterrada María Ximénez de Sayas y Funes.

            Gonzalo de Funes y Ximénez de Sayas había servido al rey ocho años en Flandes. Casó en Saviñán y en 1581 con Isabel Muñoz de Pamplona, hermana de Tristán Muñoz de Pamplona, estando presentes el licenciado Mores, Miguel Pérez de Nueros, Joan de la Silla y Miguel de Heredia. Su hermana Luisa de Funes casó con Jaime Pérez de Nueros.

            En 1584 se bautizaba en Saviñán a María de Funes y Muñoz de Pamplona, siendo comadres Isabel Pujadas y su abuela Catalina de Noailles. En 1589 se bautizaba a su hermano Diego-Antonio, siendo compadre mosén Francisco Cuenca, y en 1590 se bautizaba a Diego, siendo comadre Jerónima Pérez. Por otros documentos sabemos que Gonzalo de Funes e Isabel Muñoz de Pamplona también fueron padres de Gonzalo, que había servido al rey cinco años en la guerra, muriendo mozo en Nápoles en 1608, con plaza de entretenido.

            Gonzalo de Funes y Ximénez de Sayas murió en Saviñán en 1591, siendo ejecutores de su testamento sus cuñados Miguel Pérez de Nueros, Miguel de Heredia y su mujer Francisca Muñoz de Pamplona, Jaime Pérez de Nueros y su mujer Luisa de Funes y Ximénez de Sayas, y su viuda Isabel Muñoz de Pamplona. Había testado con Antonio Quílez y fue enterrado en San Pedro Mártir de Calatayud. Isabel Muñoz de Pamplona testó con el notario de Saviñán, Pedro Gascón, el 20 de agosto de 1609. En su testamento nombraba herederos a sus hijos Diego, que sería fraile cartujo, y María. Dejaba mil sueldos para los gastos de su entierro y lo que sobrase, debía repartirse entre los pobres de Saviñán y entre las Cofradías del Santísimo Sacramento, del Nombre de Jesús, del Rosario, de la Santísima Vera-Cruz, de Nuestra Señora de la Soledad y de San Roque, todas de Saviñán.

            Quizá muriera al poco de nacer Diego-Antonio y los padres pusieran de nuevo el nombre de Diego al hijo nacido en 1590, o quizá alguno de ellos cambiara su nombre por el de su padre. También pudo ser un error del vicario en la partida de bautismo. Lo cierto es que un Diego de Funes y Muñoz de Pamplona fue fraile cartujo y poeta. El 16 de octubre de 1595, Diego de Funes, hijo de Gonzalo, era confirmado en San Pedro de Saviñán por el obispo de Tarazona Pedro Cerbuna. También fue confirmada en aquella ocasión Germana Muñoz de Pamplona, hija de Tristán Muñoz.

            El prior del Santo Sepulcro de Calatayud, Miguel Monterde, en su Ensayo de 1788, hacía al cartujo y poeta pío Diego de Funes, natural de Bubierca. Por su parte, el Diccionario de Latassa apuntaba que Fr. Diego había nacido en Saviñán a mediados del siglo XVI. José-Luis Morales se atrevía a afirmar que había nacido en Saviñán en 1550. Sin embargo en al año 2005, una carta de Fr. Seráfico Thalman González, monje cartujo de la Grande Chartreuse, Francia, que prepara un libro con la obra de Diego de Funes, nos ponía en el buen camino, pues nos animaba a buscar su partida de nacimiento a finales del siglo XVI. Y Fr. Seráfico tenía razón.

            En el  Catálogo de los monjes de la cartuja de Aula Dei, se encontraba una relación de la vida de Diego de Funes, escrita por Fr. Jerónimo Falcón. En ella se decía que Diego de Funes, natural de Saviñán, «de Linaje muy calificado y principal» hizo su profesión el día 8 de diciembre de 1611, día de la Purísima Concepción, siendo prior el P. Fr. Martín de Çunçarren.

            Desde muy joven Diego de Funes tuvo vocación de ser religioso. Fr. Jerónimo Falcón relataba que en 1606, estando en Zaragoza con ocasión de su ordenamiento, pudo hablar con el joven Diego, y por su conversación y por las preguntas que le hizo, Falcón pudo ver que «estaba muy tocado de Dios» y «deseoso de dexar el mundo».

            Al poco tiempo hizo voto de ser religioso cartujo. Los padres de la Compañía de Jesús, al comprobar «su grande ingenio, y buen personal» y su «aptitud grande para adelantarse en los estudios», hicieron lo posible «para aficionarle a su sagrado Instituto». Otro tanto hicieron los carmelitas descalzos, pues en el convento de San José de carmelitas descalzas de Zaragoza, había ingresado su tía Francisca Muñoz de Pamplona, al quedarse viuda de Miguel Heredia y Rueda, con quien había casado en Saviñán en 1573, y del que no tuvo hijos.

            Como Diego era el único varón de su casa, su familia intentó convencerle para que se hiciera cargo de una casa tan principal. Y como sabían que había hecho voto de ser cartujo, le dijeron que pedirían al Papa la absolución de su voto. Pero una persona eclesiástica docta, «que lo regia, y governaba», muy devota de la cartuja de Aula Dei, lo acabó convenciendo. «Pero aunque entonces era muchacho, y de poca edad, se mostró muy hombre en la constancia y firmeza, que siempre tuvo en sus buenos propositos; porque ni los alagos de unos, ni las persuasiones de otros, ni las comodidades, ni medros que en el siglo se podía prometer con su hacienda y buenas partes pudieron hacer mella en él, para que desistiera un punto de ellos; antes bien quanto mas crecia en edad, tanto más se aumentaban sus buenos deseos».

            Había estudiado de joven Latinidad y Retórica «con mucho fundamiento» y aprendió la lengua griega, siendo «muy aplicado» en la poesía, tanto en latín como en lengua vulgar. Ingresó en la cartuja de Aula Dei el día de san Ambrosio, el 7 de diciembre de 1610.

            Cuando hizo su profesión dejó todos sus bienes a su hermana María, quedándose sólo con quinientos escudos para libros. El arzobispo de Zaragoza, Pedro González de Mendoza, gustaba de su trato y de su conversación. En una de sus frecuentes visitas a la cartuja de Aula Dei, quiso que Diego de Funes, que era un «Monge particular y muy moderno», le acompañara en la mesa, cosa que el padre prior «no pudo negar, ni el P. D. Diego escusarse».

            En la cartuja aprendió la lengua hebrea con Fr. Vicente Cuevas. Antes de cumplir los siete años desde su profesión fue nombrado procurador. Con este «ministerio exterior, y con la ocurrencia de los negocios y ocupaciones» que llevaba aparejado el cargo, tuvo que dejar sus estudios y enseñanzas.

            Los inquisidores de Aragón le encargaron «la exposición de unas Laminas escritas con caracteres hebreos» y Fr. Diego las interpretó muy bien, con gran contento y satisfacción de los inquisidores. Pero como Fr. Diego trabajó «mucho en ello con grande aplicación, desvelo, y cuydado, y era en los fuerte y riguroso del verano, de esta trabajosa tarea (según se pudo colegir) le sobrevino una gravisima enfermedad de tabardillo, que luego hizo rapto á la cabeza». A principio de su enfermedad hizo confesión general y recibió los sacramentos de Eucaristía y Extremaunción. Fr. Diego de Funes murió el 25 de julio de 1622, día de Santiago Apóstol.

            Después de ingresar en la cartuja escribió en verso «muchas cosas de devocion y piedad», pero solamente se conservaron Los diez grados del Amor Divino, «que descubre su grande ingenio y piedad». Este manuscrito de ochenta y dos folios en octavo, se conservaba en la cartuja de Aula Dei, hasta la desamortización de 1835. De esta obra trata el P. cartujo José Lalana, en la Biblioteca que comenzó a escribir de esta cartuja. Llevaba un prólogo en prosa y su introducción en verso. A estos grados precedía una explicación, adornada de textos de la Sagrada Escritura, de Santos Padres y Doctores eclesiásticos. El primer grado lo redujo al metro de décimas, el segundo al de tercetos, el tercero al de liras, el cuarto al de canción esdrújula, el quinto al de redondillas, el sexto al romance, el séptimo al de rima encadenada, el octavo al de quintilla, el noveno y el décimo al de canción, dando fin con un soneto que no se publicó en la primera y segunda edición. Y es como sigue:

 

                        Si es bien que la bajeza no presuma

                        sus términos pasar tan limitados,

                        y encerrando en su esfera sus cuidados

                        en vano su talento, no consuma;

                        Perdona, amor, que en esta brece suma

                        escribir presumí tus elevados

                        efectos, y por estos Santos Grados,

                        donde nunca subí, llegó la pluma.

                        Si a tus divinos rayos, sol hermoso

                        atrevido volé, derritan luego

                        la cera de mis alas tus ardores.

                        Será premio el castigo venturoso;

                        pues si caigo abrasado de tu fuego

                        me anegaré en el mar de tus amores.

 

            Esta obra se imprimió como De los grados del Amor de Dios, en teoría y práctica, sobre el Opúsculo 61 de Dilecciones del Angélico Doctor Santo Tomás, recopilado y compuesto por el P. Fr. Juan-Bautista Lisaca de Maza, de Zaragoza, maestro en Artes , Doctor en Teología, catedrático de Escoto de la Universidad de Huesca y prior del convento de San Agustín, en prosa y versos diferentes, dedicado a las Madres Descalzas de la Concepción del convento de la villa de Épila, fundación de los condes de Aranda, Huesca, Pedro Blusón, 1635, en 8º, y Madrid, Joaquín Ibarra, 1782, en 8º, con el mismo título y la nota de ser la segunda edición, dada a la luz por un religioso de dicha orden, hijo de San Felipe el Real. En la estampa, como en la primera, hay un prólogo al lector, informando que el autor fue un cartujo y es el P. Lisaca quien añadió la práctica de los diez grados, que está en ambas ediciones, quien lo hizo por mandato de la condesa de Aranda, Luisa de Padilla.

            Diego de Funes también escribió El Grado de Doctora de Santa Teresa de Jesús y un ingenioso vejamen. Una elegante poesía en alabanza de Fr. Juan-Agustín de Funes, autor de la Crónica de la Religión y Milicia de san Juan de Jerusalén, que estampó con su nombre en la primera parte de ella, en dos páginas en folio. Un docto elogio en metro, alabando a san Juan de la Cruz y sus obras místicas, que trata Fr. Jerónimo de San José en la página trescientas noventa y siete de su Vida de San Juan de la Cruz y sus obras, donde también se alaba al autor. Morales y Marín añadía una Canción Real en alabanza de la Religión Cartujana, publicado al final de la tercera edición del poema del P. Dicastillo, A la dicha de la vocación cartujana.

            Toda la hacienda de los Funes de Saviñán, por muerte del joven Gonzalo de Funes y Muñoz de Pamplona en 1608, y el ingreso de su hermano Diego de Funes en la cartuja de Aula Dei en Zaragoza, pasó a su hermana María de Funes, que casó en Saviñán y en 1603 con Gonzalo de Funes y La Figuera, de la casa de Bubierca. La ceremonia se celebró en las casas de los Funes de Saviñán, con licencia del vicario general de Calatayud, Juan Betrian, estando presentes García de La Figuera, Tristán Muñoz y otras personas más. El Papa Clemente VIII dispensó a los novios del tercer grado de consanguinidad.

            Las casas de los Funes de Saviñán, que habían heredado de los Sayas, con bodegas de vino, boticas de aceite, caballerizas y huerto, ya aparecían en las capitulaciones matrimoniales de María Ximénez de Sayas y Funes, de Saviñán, y Gonzalo de Funes y Pérez Malo de Molina, de Bubierca, fechadas en 1542, y en las capitulaciones matrimoniales de Gonzalo de Funes y Ximénez de Sayas con Isabel Muñoz de Pamplona en 1581.

            María de Funes y Muñoz de Pamplona heredó también la heredad de la Aldehuela, con casa, era, pajares y caballerizas. Se trataba de un extenso olivar con una huerta en medio, cerrada y arboleada, con tierra blanca de pan llevar, y a su alrededor zumaqueras y albares para sembrar, con su riego y pasturas, que confrontaba con los términos de Paracuellos, Embid y Saviñán. Asimismo heredó varias hanegadas de olivares, viñas, tierras y numerosos censos.

            A la expulsión de los moriscos, la Comunidad de Calatayud compró el 12 de abril de 1612 la hacienda de los moriscos que había sido confiscada por el rey, con el cargo de pagar las deudas. Por ello debieron pagar una comanda a Gonzalo de Funes y La Figuera. Se trataba de noventa escudos que le debían Amador Crespo, su mujer e hijos. Por no haberse hallado esta hacienda, la Comunidad de Calatayud dio a Gonzalo de Funes una casa de este morisco, que entonces era de Antón de Urrea, que confrontaba con los corrales de la casa de los Funes y era censalista de Diego Muñoz de Pamplona, con cuatro reales anuales de censo.

            Gonzalo de Funes y La Figuera compró en 1612 a la Comunidad de Calatayud, de la hacienda que tenían los moriscos expulsados, una zumaquera y albar con nogueras encima del caño del agua de la Aldehuela.

            Al lado del huerto de su casa de Saviñán, Gonzalo de Funes y La Figuera compró en 1633 un pedazo de huerto en el Almacabre o Macabre. Este huerto pagaba un censo a la iglesia de Saviñán.

            En Bubierca todavía se conserva una casa noble, que los vecinos conocen como el palacio, que pertenecería a los Funes de este lugar. Rosmithal escribía en 1465 que Bubierca era un «lugar anejo a un castillo que lo domina». Es de origen musulmán y ya se cita entre las fortalezas conquistadas por El Cid en 1071. En 1124, Alfonso I el Batallador señalaba a Bubierca como límite septentrional del territorio asignado a la «Milicia Christi», que había fundado en Monreal del Campo, por lo que podemos pensar que el castillo tenía una cierta importancia.

            Jerónimo Zurita escribía que en 1357, durante la Guerra de los Pedros, «los vecinos se subieron al castillo y a la casa fuerte de Sánchez Jordán». En 1362 lo ocupó Pedro I de Castilla. Del castillo quedaba en pie una torre de origen militar, que fue desmochada por peligro para el vecindario, sirviendo de campanario a la inmediata ermita de la Virgen de la Esperanza, fundada hacia el año 1400, según el padre Faci.

            Los Funes de Bubierca descendían de Gonzalo de Funes, que casó con Margarita de Liñán, dictando testamento en 1475. Fueron padres de Gonzalo de Funes y Liñán, que casó en 1478 con Beatriz de Liñán. Su hijo Gonzalo de Funes casó en 1500 con María Pérez Malo de Molina. Fueron padres de Martín, Luisa y Gonzalo.

            Luisa casó con Gonzalo de Funes, de la casa de Munébrega. Gonzalo de Funes casó con María  Ximénez de Sayas, de Saviñán. Y el primogénito Martín de Funes casó  en 1546 con Ana Zapata y Conte, de Miedes. Su hijo, Martín de Funes y Zapata casó en Calatayud y en 1581 con Ana de La Figuera y La Figuera. Estos últimos fueron padres de Gonzalo, de Martín y de Juan-Agustín de Funes y La Figuera.

            Martín de Funes nació en 1586. Fue canónigo de La Seo y obispo de Albarracín, donde murió en 1654.

            Juan-Agustín de Funes, nacido en 1588, fue Comendador de Mallén de la Orden de san Juan y autor de una Crónica histórica de su religión, publicada en dos partes. En 1627 recibiría el título de la Encomienda de Belver.

            Gonzalo de Funes, el primogénito, nacido en Bubierca en 1582, casó en Saviñán y en 1603 con María de Funes y Muñoz de Pamplona (1584-1643).  Gonzalo de Funes participó en las Cortes de Calatayud de 1626. María de Funes, viuda ya de Gonzalo de Funes, testó en Santa Eulalia, Teruel, en 1643, nombrando herederos a sus hijos Martín-José, Diego-José, Gonzalo, Juan-José y María de Funes y Funes.

            Gonzalo de Funes y La Figuera y María de Funes y Muñoz de Pamplona fueron padres de trece hijos. En Saviñán y en 1605 se bautizó a  Ana-Isabel, actuando de padrinos el doctor Domingo Villalba y su abuela Isabel Muñoz de Pamplona. Ana-Isabel de Funes ingresaría como carmelita descalza en el convento de San José de Zaragoza en 1623, con el nombre de Ana de Santa Teresa, pagando una dote de mil escudos. En este convento había ingresado su tía Francisca Muñoz de Pamplona, al quedarse viuda de Miguel de Heredia y Rueda (1550-1592)

            Martín-José fue bautizado en Saviñán en 1612, casando en 1636 con Elena Villarrasa y Funes, de la que enviudó. Era señor de las varonías de Albalat y Sepat, Montalvo y Mediana, en Valencia. Martín-José cedió y renunció a sus bienes para ingresar en la cartuja de Aula Dei de Zaragoza. Su muerte fue anunciada en la Carta del Capítulo General de 1645. Era entonces novicio, estado que duraba sólo un año.

            Gonzalo nació en Bubierca en 1616 y murió en Valencia en 1648. Había casado en 1640 con Catalina Luzón.

            Diego-José nació en Bubierca en 1615. En 1628, mientras se celebraba en Zaragoza la Asamblea provincial, Fr. Jaime Pérez de Nueros, comendador de Encinacorba y recibidor, presentó para fraile caballero de la Religión de San Juan a Diego de Funes y Funes. Traía una bula de dispensa por ser menor de edad, que había sido concedida por el Papa Urbano VIII en Roma el 3 de mayo de 1626, y que había sido admitida por la Castellanía de Malta ese mismo año. Fue Comendador de Orta.

            Juan-José nació en Bubierca en 1622, siendo su padrino su tío Juan-Agustín de Funes. En un principio tomó el camino de las letras, pero tuvo que abandonarlo, porque acabados sus estudios de Jurisprudencia, tuvo que servir al rey en la guerra. Fue Comisario General del Reino de Aragón y Bayle de Calatayud y de su tierra. Casó en 1646 con María-Blas Pérez de Nueros y Garcés de Marcilla, siendo dispensados del tercer y del cuarto grado de consanguinidad. Juan-José, que fue quien envió el Memorial al rey en 1654, pidiendo para sí el cargo de Gobernador de Aragón, murió en 1689. María-Blas Pérez de Nueros murió en Saviñán en 1680, a los cincuenta y seis años. Se llevó a enterrar a San Pedro Mártir de Calatayud, donde en la sala capitular tenían su sitio los Pérez de Nueros.

            Siendo Juan-José de Funes Bayle y Justicia de Calatayud, el rey le concedió una comisión para agregar el lugar de Santos al lugar de Embid de la Ribera. En 1680 Juan-José de Funes se preocupó de agregar el lugar de Santos a los bienes de la Comunidad de Calatayud, pues estaba «despoblado, sus edificios destruidos, el territorio inculto y sin aber quien ejerciese en sus territorios jurisdicción». Finalmente en 1685 la Comunidad de Calatayud vendió a Embid «la dicha pardina y que antes era el Lugar de Santos».

            Juan-José de Funes y Funes y María-Blas Pérez de Nueros fueron padres de Juan-José (1655-1673), que murió sin tomar estado, y de Josefa-Antonia, nacida en Calatayud en 1552, quien casó con Diego Muñoz de Pamplona y Andrés de Camarena, de Saviñán. Las capitulaciones matrimoniales llevaban fecha de 1666.

            La hacienda de los Sayas de Saviñán pasó por matrimonio a los Funes, y con el matrimonio de Josefa-Antonia de Funes y Pérez de Nueros con Diego Muñoz de Pamplona y Andrés de Camarena, pasó a esta casa de los Muñoz de Pamplona, condes de Argillo desde 1776.

 

 

Francisco Tobajas Gallego, Gentes de mi tierra, Jigi Seme, 2009

PARTIDA DE BAUTISMO. FOTOGRAFÍA: FRANCISCO TOBAJAS GALLEGO